domingo, 8 de abril de 2018

CRITICA CINEMATOGRAFICA: THE BEGUILED de Sofía Cóppola

The Beguiled de Sofía Cóppola fue traducida aquí como La Seducción, pero significa sin embargo en su traducción El Engañado o El Seducido. Curioso giro desde lo personal a lo impersonal que borra la importancia del personaje...  En la versión de 1971 fue traducida como El Seductor. Ahora bien, ¿es el protagonista un descarado seductor de inocentes angelitos o una víctima engañada por un hato de mujeres desaprensivas? El título original del libro de Cullinam sobre el que se basa la película, "Un diablo pintado" (maquillado, se entiende) nos sugiere el verdadero tono de la historia, ese que Sofía Cópola trata de subvertir en su película.

Es muy interesante analizar esta película comparándola con la original de 1971, porque la versión de Cóppola fue conceptualizada como una película que tiene una "visión de género" (femenino, aclaro innecesariamente, ya que desde hace un tiempo cuando uno habla de perspectiva de género parece que debe referirse únicamente a la perspectiva femenina). Su directora eligió hacer una "remake" de esta película cuya versión original del año 1971 fue protagonizada por Clint Eastwood y Geraldine Page.

Y cuando alguien hace una película, es porque quiere decir algo.

¿Qué quiere decirnos Sofía Cópola?

Un soldado de la Unión llamado John, herido, es descubierto por una niña que busca setas en el bosque. Primer diferencia: en la versión de 1971, cuando la niña y el soldado están escondidos bajo un árbol porque pasa una partida de enemigos buscando soldados para rematar o capturar,  John besa a la niña para cerrar su boca y evitar ser delatado mediante un grito. Ese beso no es erótico: el soldado lo utiliza como arma para inmovilizar a la niña, pero este acto hará que la niña quede prendada de él. Esta escena de "pedofilia" ha sido convenientemente quitada en la versión de Cóppola.

John es acogido transitoriamente en el colegio de señoritas. Allí lo vemos asustado y preocupado, pregunta si no hay hombres cerca, y cuando descubre que se halla en un internado de señoritas, vemos que trata de ser amable con ellas, de ganarse la simpatía de sus captoras, porque sabe que así sus posibilidades de ser entregado al enemigo son menores.

Su estrategia de seducción es un arma defensiva, un recurso desesperado al que recurre en su impotencia (está lisiado) y que le permitirá evitar que los enemigos lo encuentren y lo hagan prisionero.

Así, trata seductoramente a varias de ellas por separado, y el espectador puede darse cuenta que ellas también están muy interesadas en él. La guerra ha impuesto una obligatoria abstinencia sexual. ¡Hace tanto tiempo que no están en contacto con hombres, que la presencia de uno despierta deseos dormidos! En la versión de 1971 también hay una mujer negra en la casa, quien también entra en la volteada. Este personaje ha sido suprimido en la nueva versión, quizá porque el esclavismo que practicaban y consentían estas damas sureñas no es compatible con la visión "angelical" que se espera construir esta vez (la mentada "vision de género" en la cual las mujeres son por naturaleza buenas e inocentes)

De modo que John, en la versión de Cópola, se va incorporando a la vida del internado, y como parte de su estrategia de supervivencia, además de ofrecerse para realizar trabajos y resultar útil, se esfuerza por sostener una fantasía erótica (que en ningún momento planea concretar) con 3 de las mujeres de allí.

Miss Marta, la regente dura y fría, piensa entregarlo al enemigo en cuanto se cure. Es un hueso duro de roer porque no está dispuesta a dejarse seducir con tanta facilidad, aunque por momentos vacila, y fantasea con tener un hombre para los trabajos pesados. La profesora de francés, en cambio, le responde con facilidad; tiene un interés genuino y romántico en él. En tercer lugar, hay una estudiante joven e impetuosa que lo acosa descaradamente, para demostrar que ella carece de prejuicios y remilgos en lo que a temas sexuales se trata. Desea obtenerlo como un trofeo sexual, tal vez para refregar a las demás, y sabe que cuenta con la ventaja de su lozanía.

En la versión de Cóppola, John le pide a la mocosa que quite la llave de la habitación donde está prisionero y una noche (vaya a saber por qué razón que la película no deja en claro) sube la escalera y se mete en la cama de la estudiante ardiente. Esto desencadena la crisis que luego lo lleva a la amputación y a la muerte. El espectador que ve esta acción así, descolgada de todo contexto, no puede evitar pensar: "qué tipo deleznable: Miss Marta lo protegió generosamente, la profesora de francés lo quiere bien, honestamente, ¿y él tiene que ir a revolcarse con esa mocosa? Es un maldito libidinoso, se tiene merecido su destino"

He aquí la "perspectiva de género" que mereció el aplauso de las feministas.

Sin embargo, la versión de 1971 es muchísimo más precisa y más clara respecto de los hechos que justifican el accionar de John.

En esta versión original, un día John es acosado por la ninfómana, que lo toca, lo besa, etc. John se deja tocar y besar; oponerse a esto podría generar en la mocosa un resentimiento peligroso. Lamentablemente un poco más tarde el mismo día la ninfómana lo ve besarse con la profesora de francés (con quien John parece simpatizar genuinamente) y en un ataque de celos cuelga de la reja un pañuelo azul (señal que indica a las partidas del ejército de que el sitio está bajo ataque enemigo o hay prisioneros para entregar). Una partida que pasa ve la señal, ingresa al predio y captura a John, lo reduce, y cuando están a punto de llevárselo prisionero, aparece Miss Martha y lo hace pasar por su primo que "ha venido sin anunciarse". Logra así ahuyentar a la patrulla y salvar la vida de John.

Al rato John se cruza con la estudiante en la escalera y la increpa: está seguro que ella ha puesto el pañuelo azul. Ella reconoce su tropelía, pero lejos de avergonzarse se le acerca seductora y le dice que esa noche va a esperarlo en su dormitorio, y que mejor que no la decepcione porque cuando se pone celosa "puede ser muy mala". John queda paralizado.

Minutos más tarde John tiene una conversación con Miss Martha y le agradece el haberlo salvado de la patrulla. Pero Miss Martha no se conforma con esto:  lo mira fijo, le recuerda que esa noche también va a estar sola en su dormitorio, y con un gesto muy elocuente quita la llave de la puerta que lo mantenía encerrado en su habitación, y sin dejar de mirarlo y sonreír, se la mete en el bolsillo y se va.

Vemos luego a un John bajo presión: está siendo extorsionado y amenazado. Si no satisface las demandas de estas señoritas, será inmediatamente entregado al enemigo. De modo que sale de noche y sube las escaleras. No sabe dónde ir primero, si al dormitorio de Martha o de la ninfómana. Duda. Al rato se escuchan ruidos y la profesora de francés sale de su habitación a ver qué pasa.

John no ha planeado esta noche de "violación serial" porque es un "seductor empedernido"; estas dos mujeres lo han puesto contra la espada y la pared; las dos le han dado a entender que si quiere salvarse, tiene que entregar algo a cambio. Ellas no lo quieren desinteresadamente; lo extorsionan. A cambio de salvar su vida, exigen apropiarse de su voluntad y convertirlo en su esclavo sexual. La versión de 1971 muestra a las dos mujeres acicalándose a la espera del galán.

Pero continuemos con la accion: aunque no hay nadie en el pasillo, los ruidos vienen de algun lado; entonces la profesora de francés abre la puerta de la ninfómana... ¡y allí está John con la mocosa en la cama! John quiere explicarse... Pero la profesora de francés, dolida por su traición, le da un empujón y lo hace caer por las escaleras.

Ahora hay dos mujeres que pueden sentirse traicionadas: la profesora de francés y Miss Martha. Miss Martha es la más dura, es el "diablo pintado" del libro, y esa misma noche decide que la herida que John se ha hecho al caer por la escalera no va a sanar fácilmente. En vez de esperar a ver si sana o no, si se gangrena o no, apura el procedimiento y decide la amputación de la pierna. Sobre una mesa y con ayuda del láudano se realiza la operacion.

Cuando John despierta y descubre que ha sido amputado (o lo que es lo mismo: castrado sin ambagues), se enfurece, roba la pistola de Miss Martha y toma el control de la casa. Grita. Acusa a las mujeres de haberlo manipulado, acusa a Miss Martha de haberlo amputado para retenerlo en la escuela para siempre. En un ataque de furia, también arroja la tortuga de la niña por los aires y la mata.

Las mujeres están aterrorizadas. Sólo la profesora de francés realmente dolida por él, y se encierra con John en su habitación para perdonarlo y consumar un acto verdaderamente amoroso. Mientras tanto, en un estado de "belle indiferénce" (como si ella no tuviera nada que ver con lo que ha pasado), Miss Martha les dice a las demás mujeres que el prisionero "se ha vuelto inestable y peligroso", y que es necesario hacer algo al respecto. La niña. que está dolida por la muerte de su tortuga y también celosa, se ofrece para juntar unas "setas especiales". Lo invitarán a una cela de gala.

Esa noche en la cena de gala John está mucho más tranquilo, pide disculpas por todos sus exabruptos, ya que la amputación de la pierna lo ha desequilibrado. Pide disculpas también por la muerte de la tortuga. Anuncia que con la profesora de francés han decidido casarse. Y se los ve muy contentos.

Sin embargo, todas estas disculpas y cambios no satisfacen a las damas, que dejan que el plan de eliminación convenido siga su curso. Resultado: John será envenenado, las mujeres dejarán el cadáver afuera de la casa, y pondrán un pañuelo azul en la reja para que la partida lo retire.

 

John no es un hombre que seduce por seducir, porque es libidinoso, porque es maligno, porque es un violador serial, o porque es una mala persona, sino porque la necesidad lo lleva a eso. Pero ellas ven en su seducción una intención aviesa, y en sus promesas no cumplidas un pecado que debe ser castigado. Cientos de casos similares hay en la historia del cine, donde las seductoras son mujeres en aprietos. Casablanca, sin ir más lejos. En Casablanca, ella reflota el viejo amorío con Bogart para que éste los ayude a salir de Casablanca a ella y a su marido. ¿Le exige a cambio él que se acueste con ella? No, incluso la ayuda a irse con su marido, contra sus propios sentimientos.

Pero claro, Bogart es un caballero.

En cambio aquí, por más que se invoque el abracadabra de la "perspectiva de género", lo cierto es que las mujeres quedan muy mal paradas en cuanto a nobleza. Ellas sólo ven sus intereses egoístas (su deseo sexual, la necesidad de contar con un hombre que las ayude): en ningún momento ven a John como lo que es: un hombre desesperado que espera ayuda desinteresada. Y no están dispuestas a dársela.

Como queda metafóricamente indicado en la última escena- cuando cosen la mortaja que envuelve el cadáver de John- ellas "no dan puntada sin hilo".

 

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