El título de este post va en el mismo sentido que Umberto Eco tituló "Apocalípticos e Integrados". Vale decir, no como una confluencia, sino como una oposición. Seguidamente veremos por qué.
Cuando yo era niño, se asumía que la pobreza, junto a la brutalidad de los brutos y los ignorantes era una consecuencia de la falta de acceso a bienes simbólicos elevados, como ser la educación y la cultura. De hecho, el acceso a la educación y la cultura marcaban la diferencia y permitían que una persona pobre pudiese escalar posiciones en la sociedad.
La premisa aparente era que la injusticia social se fundaba en el escaso acceso de los más pobres a los bienes culturales más elevados, los cuales eran monopolizados por la "clase dominante".
Eso era cuando el conocimiento estaba en libros que costaban dinero, entradas de cine y teatro que costaban dinero, escuelas de elite que costaban mucho dinero.
Ahora bien: ¿qué es lo que ocurre actualmente?
Los bienes culturales están disponibles a costo cercano a cero para cualquiera. Cuando yo estudiaba, tenía que invertir cada año el equivalente de hoy a cinco pantalones para poder comprarme un libro académico (y ese costo representaba una barrera para muchos aspirantes a la universidad). Hoy, ese mismo libro está disponible a costo CERO para mis estudiantes. Las bibliotecas públicas tienen acceso gratuito a internet, los libros clásicos y también los prohibidos están allí, esperando ser leídos, al igual que los manuales de capacitación en cualquier oficio o destreza, las joyas de la pintura, la escultura, el cine y el teatro... ¡prácticamente todo el conocimiento y la cultura universal está al alcance de un clic, a costo cero! A este arsenal de recursos gratuitos se suman los infinitos tutoriales de youtube, y los infinitos videos que permiten aprender casi cualquier cosa que la curiosidad le proponga a un cerebro inquieto.
Pero... ¿dónde están ahora los cerebros inquietos?
Pues entretenidos, muy entretenidos, jugando jueguitos en el celular, o viendo videítos de (pasajerísima -¿o debiera decir "pajerísima"?-) moda, cuando no vociferando en las redes sociales discursos de odio o compartiendo chistes ridículos, o chateando a toda velocidad con una multitud de "minitas" o "amigos" sobre una multitud de tópicos igual de efímeros, o subiéndose a la vorágine de cuestiones "urgentes" que mañana serán rápidamente reemplazadas por una nueva agenda mediática...
Están "entretenidos", su atención ha sido secuestrada literalmente por un aluvión de banalidades.
Y así, entretenido hasta la médula, el sujeto va creciendo, hasta que un día descubre con sorpresa que ya es un adulto...¡ y sigue siendo pobre e ignorante!. Mientras tanto el enorme y monstruoso arsenal de bienes culturales se pudre en las bibliotecas sin recibir casi visitas, y los libros electrónicos, los videos tutoriales y una infinidad de slide-shares y monografías interesantísimas, producto de mucha gente que GRATIS comparte su esfuerzo de conocimiento con otros, juntan moho en la nube, porque los cibernautas prefieren hacer click en la noticia espectacular, en el jueguito de moda, o en aquel sitio porno donde una mina menea el culo o un tipo muestra los pectorales, vale decir: toman sin pensarlo el camino más fácil y directo para una satisfacción inmediata.
Eso sí: la culpa de toda la pobreza, brutalidad e ignorancia en la que estamos metidos, para el "progresismo", la sigue teniendo un sistema "hegemónico" que excluye a la gente del acceso a una educación y a la cultura, y que la condena a la miseria y a la explotación... Al menos, ese es el disquito que escuchamos de boca de algunos sindicalistas de la educación (muchos de ellos docentes anquilosados y analfabetos tecnológicos que carecen de la necesaria curiosidad y tesón para alfabetizarse ellos mismos). Lo que estos sindicalistas no dicen es que un cibernauta curioso dispone online de un verdadero TESORO de conocimientos, recursos y cultura, tan inmenso y vasto que haría innecesaria la educación formal que ellos puedan proporcionarle, más allá de enseñarle a leer y escribir y darle a conocer los rudimentos de la suma y la multiplicación, y las normas básicas de la convivencia social (tópicos que los mismos maestros generalmente omiten enseñar en sus claustros).
Todo esto nos hace pensar lo siguiente: no es suficiente que el acceso a los tesoros esté franqueado. No es suficiente con que el tesoro esté allí, a la vista, para hacerse rico.
Primero hay que verlo (darse cuenta que es efectivamente un tesoro).
Muchos argumentarán que por la propia deficiencia educativa, los (futuros) pobres son incapaces de reconocer el valor que tiene ese tesoro, y no pueden distinguir la paja del trigo. Podría ser, pero me cuesta creer en eso. En tal caso, es urgente- como proponen algunos- replantear la función de la educación para enfocarse en la solución de esta ceguera tan particular.
Yo creo que el tema es otro: no hay peor ciego que el que no quiere ver.
En mi opinión, lo que ocurre es que hablamos de un tesoro muy especial: no alcanza con tender la mano, apropiárselo, y empezar a disfrutarlo, sino que hay que ESFORZARSE para obtenerlo, y una vez obtenido, hay que seguir trabajando, pues se trata de una herramienta, no de una golosina. Es como una veta de hierro: está allí, a la vista, pero primero hay que saber que el hierro sirve para algo más. Luego, para extraer el hierro hay que trabajar, hay que dedicar esfuerzo y tesón, hay que tener VOCACION Y CONSTANCIA. Una vez obtenido el hierro, hay que seguir trabajando para fabricar herramientas. Y por último hay que tomar esa herramienta y seguir trabajando...
Entonces, reformulando la premisa del principio, podríamos decir que hoy, en presencia de condiciones completamente distintas de las que condicionaban el acceso a los bienes simbólicos hace apenas cien años, la situación es la siguiente:
La diferencia social se funda menos en la barrera económica de acceso a bienes simbólicos y culturales como en el escaso interés, esfuerzo y constancia que los futuros pobres muestran para apropiarse del conocimiento útil, y de los bienes culturales más elevados. Sin importar de qué estrato social provengan, aquellos sujetos más motivados, trabajadores y tesoneros tienen hoy más posibilidades de escalar posiciones sociales que aquellos otros que han quedado atrapados en la red del "entretenimiento" mediático y la (falsa) promesa de la satisfacción fácil.
Todo está a la mano.
Todo. El camino fácil y corto que lleva a la pobreza, y el camino esforzado y largo que te sacará de ella.
¿Cuál vas a elegir tú?
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